domingo, 23 de mayo de 2010

UNA ESPECIE EN PELIGRO DE EXTINCIÓN

Así definiría el estado de los atletas profesionales en nuestro país. Cada vez es mas difícil ganarse la vida con nuestro deporte. No estoy hablando de vivir para toda la vida con lo acumulado durante la trayectoria profesional, simplemente con vivir día a día. Se que muchos deportes y muchos deportistas se encuentran en la misma situación, pero hablo del atletismo que es lo que me toca.

Actualmente el atleta que puede vivir del atletismo en nuestro país tiene un perfil o unos perfiles bastante claros. En la base de todos ellos encontramos una característica, que es uno de los que llamamos “craks” en su especialidad, seguramente sinónimo de elite mundial.
Este atleta cuenta con el apoyo de instituciones públicas y privadas, pero al igual que todos los demás, siempre se encuentra en la cuerda floja; un par de años malos, con lesiones o resultados sensiblemente inferiores puedan dar al traste con su carrera deportiva.

Sin embargo el verdadero problema reside en lo que solemos llamar nivel “medio” de nuestro atletismo. Este nivel lo componen un llamativo grueso de atletas, con grandes cualidades y resultados bastante esperanzadores. Son el futuro, los llamados a formar la elite y los que peor lo están pasando en estos momentos. A menudo sus éxitos, sus ingresos y sus apoyos son fruto de sus sacrificios diarios de ellos y de su entorno, dejando muchas cosas atrás por perseguir un sueño.

Puede sonar un poco fuerte, pero aquel atleta que se encuentra en este nivel y que se dedica a tiempo pleno a la práctica de nuestro deporte, sin trabajar y viviendo fuera de casa para contar con las mejores condiciones posibles para sus entrenamientos, actualmente vive en el umbral de la pobreza y tiene que hacer verdaderos esfuerzos para llegar a fin de mes.

No quiero culpar a nadie, tal vez sea necesaria una reestructuración del sistema imitando modelos de otros países; incluso es posible que los propios atletas tengan que cambiar de mentalidad.
Sin embargo la situación es comprometida, tenemos un nivel medio de atletismo con una salud muy buena pero que se sustenta en la ambición del propio atleta o de su familia. A medida que las complicaciones aparecen los ánimos decaen y el trabajo de 8 a 3 suele ser la mejor salida para poder llevar una vida satisfactoria.

A pesar de todo, también existen datos para el optimismo; en algunos puntos geográficos de nuestro país, las empresas públicas y privadas se están poniendo las pilas apoyando el nivel medio y reactivando las bases, siempre con la iniciativa de personas y profesionales entregados a la causa, tal vez un “brote verde” en la precaria situación actual.

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