jueves, 1 de julio de 2010

AQUELLOS MARAVILLOSOS LUGARES


Todos tenemos un lugar especial, mágico, entrañable..etc en el cual comenzamos nuestros juegos de niños. Juegos basados a menudos en actividad física o en deportes. Correr, saltar, lanzar eran parte de nuestras actividades diarias, actividades muy relacionadas con nuestro (mi) deporte, el atletismo. No me empeño en buscar datos en mi vida que me llevarán a acabar corriendo, pero mirando atrás en el tiempo, te das cuenta de situaciones que pudieron ser determinantes.

Hoy en día estos lugares parecen perdidos. La inseguridad ciudadana, el tráfico o a caso las nuevas tecnologías, en forma de ordenadores o videoconsolas, hacen que cada vez se vean menos niños jugando en parques y plazas. Aun así, las urbanizaciones de nueva construcción y los nuevos planes de urbanismo se empeñan en crear espacios para nuestros pequeños, cosa que me alegra bastante y que alguno mientras contempla estos lugares con cierta edad, piensa que el mobiliario del cual están dotados hubieran echo las delicias de sus amigos y él en aquellos tiempos remotos.

Yo no me considero especialmente mayor, pero ya tampoco soy un niño.  He nacido y he vivido la gran parte de mi vida en Málaga y la verdad no he tenido una infancia de barrio, apenas tenía amigos o conocidos en mi propia calle y las salidas lejos de mi bloque eran puntuales y acompañadas de adultos. Sin embargo la cosa cambiaba mucho en verano, cuando visitábamos Navia.

Gracias a mi tío abuelo Pepe (el Padre Villamil) mi hermano y yo conocimos a un grupo de chicos intercambiando cromos en la “puerta de la villa”. Se solían reunir unos metros mas abajo, en dirección opuesta a la casa de mi abuela, en la llamada Plaza de Abastos.  Desde ese verano, no recuerdo el año se convirtió para nosotros en la Plaza.

Nuestros juegos no eran muy variados pero si increíblemente divertidos. Chapas con caras de ciclistas famosos, partidos de fútbol con porterías improvisadas en los bancos, en alguna ocasión “Jontra” bajaba su canasta para unos “tiros”, cabañas construidas con cajas de cartón que recolectábamos de diferentes comercios e incluso vueltas cronometradas a la manzana adjunta a la plaza, para ver quien era el mas rápido (nunca era yo). Sin embargo el rey de los juegos, el que mas nos apasionaba y nos divertía era “El bote bolero” (tradicional juego de la botella).

Los veranos en la plaza parecían largos e interminables a la par que divertidos, aunque cuando nos dábamos cuenta ya se había terminado y nos ilusionábamos pensando en el siguiente.
Estoy convencido que todos los que allí nos reuníamos estamos muy orgullosos de aquello y que al pasar por “la Plaza” añoramos aquellos tiempos, soñando por algunos segundos en volver a ser niños.

2 comentarios:

  1. Que buena Dani esta entrada¡¡ me ha hecho recordar situaciones muy parecidas en mi infancia.... que bien¡
    Es verdad que cada vez se ve a menos niños jugando, tambien al trompo, a las canicas, a policias y ladrones, etc..
    1saludo y suerte con todo¡

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  2. Dani eres un crak.
    Ya hablamos ayer de cuanto vamos a echar de menos nuestros rodajes los fines de semana de septiembre, nuestros hermanamiento e ir nadando a la plataforma, jejeje.

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